Sábado 5, 19:30,
Charla-debate: Rastreando el Diciembre. Charla-debate sobre la revuelta de Grecia.
Por compañeros griegos. 

Temas que se tratarán:

1. El sujeto de la revuelta, el papel de los anarquistas en la difusión de la contraviolencia.
2. Represión: Estado, Medios de Comunicación, Partidos
3. Hablando de la solidaridad.

1. El estado como mecanismo y el capitalismo como sistema económico de gobernar desde siempre se han basado en la violencia. El estado griego no podría ser ninguna excepción de la norma ya que a partir del final de la guerra civil (1950) se ha apuntado al carro capitalista sin reticencias.

Hay generaciones enteras que han crecido con el terror. Vejaciones, torturas, cárcel, destierro, asesinatos.

Sin querer entrar en  detalles y ejemplos históricos, hay que dejar constancia de la violencia que recibimos y vivimos a diario,  y hay que defender la contra-violencia social y rebelde, sea colectiva o no, independientemente de las formas en que se expresa.

El asesino Korkoneas, que ejecutó a Alexis Grigoropoulos, no es un “loco”, “facha de extrema derecha”, “hombre de familia asustado”, “policía mal formado”. Es el resultado  de la ideología de la seguridad, del dogma de la tolerancia cero, del estado policial, y no es el único. Esto fue muy fácil de observar y demostrar cuando otros policías dispararon a la juventud ateniense el día del entierro de Alexis, durante los disturbios que hubo en los alrededores del cementerio de P. Fáliro.

Sarcozy, hablando de la chusma, incendió los suburbios franceses. Y  Polídoras cuando hacía referencia a  los “sistemas nerviosos sensibles” de los policías, preparaba el terreno y daba cobertura política a la mano asesina de cada Korkoneas.

Esta vez fuimos nosotros los responsables de los incendios que hubo en una gran parte del estado griego, y no el “general viento”. Fuimos todos nosotros, que nos encontramos codo a codo en las barricadas de la rabia por la muerte de Alexandros, por la rabia de todo aquello que nos ahoga a diario.

Personas diferentes, desconocidas en su mayoría entre sí, politizadas y no, pequeños grupos de jóvenes de distintos barrios, hinchas de todos los equipos que hasta hacía nada se mataban entre sí, se presentaron y enseñaron su fuerza, se unieron, resistieron, demostraron que están vivos.

Inmigrantes que desde los años 90 son simplemente números de material consumible en las obras y las fábricas del paraíso capitalista griego. Que están siendo ejecutadas y mutiladas por la minas terrestres del Ebro, que son la primera cabeza de turco para cualquier griego acomplejado, la diana más concurrida de los disparos policiales, personas que tienen todas las razones del mundo para tener miedo y estar cabreadas. Estas personas también estuvieron entre nosotros, saqueando tiendas, mientras una gran parte de los escolares que asaltaron las comisarias eran hijos de inmigrantes, una segunda generación nacida en Grecia.


Los hechos de Diciembre nos superaron a todos. A los poderosos, porque nunca esperarían que una sociedad atrapada en su apatía y en su ámbito privado encontraría las herramientas para reaccionar de esta manera.  Pero a todos nosotros también, a quienes que apuntamos hacia la agitación del antagonismo social.
Nos superaron los hechos a nivel de expectativas, porque no imaginábamos que tanta gente adoptaría “prácticas violentas”, que había tanta rabia y odio acumulado.

Desde luego, nos hizo sentir mucha alegría el hecho de ver gente de diferentes edades y gente que había estado en contra nuestra en el pasado llamándonos violentos, ponerse capuchas, levantar barricadas y dar guerra a las fuerzas del orden y a los templos capitalistas (bancos, centros comerciales etc).

El movimiento anarquista  nunca ha aceptado que el monopolio de la violencia lo tenga el estado. Un banco ardiendo no sería automáticamente un hecho aplaudible por centenares de personas si no hubiera sido atacado con constancia y mucho coste desde los años 90. Tampoco las cámaras de vigilancia serían uno de los objetivos más evidentes a destruir sin la participación de muchos compañeros que consiguieron sabotear y destruir la mitad de ellas, después de su instalación en los Juegos Olímpicos de 2004.

Así como no se acepta el monopolio  de la violencia por parte del estado, tampoco queremos para nosotros el monopolio de la “contra-violencia del movimiento”. Estamos aquí con nuestras características en búsqueda de compañeros. Estamos por la difusión de las prácticas ofensivas porque la historia ha demostrado que no se puede concebir proceso revolucionario sin violencia….



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